Todavía siento el sabor dulce de sus besos. Hace mucho que lo observo y pude imaginarlos tal cual fueron incluso antes de que sucedieran. Mi cintura percibe aún sus manos recorriéndola. Manos firmes sabiendo lo que hacían, transitando dulcemente por mi rostro, enredando mi pelo en sus dedos y bajando suavemente por mi espalda. Por un momento desapareció el mundo y sólo éramos nosotros.
Y vino el bondi, y yo no me quería ir...
Caprichosa, mi mente lo tiene de inquilino permanente, sonrío pensando en él y me siento bastante idiota, o como una adolescente. Mujer grande y vividita, habrase visto...
Pensar que me había propuesto no volver a sentir esto... pero éstas son de las cosas que no se calculan ni se piensan, no se pueden controlar aunque uno quiera. Y generalmente pasa... es muy complicado.
Definitivamente lo mío no es lo fácil...
Uno debería tener un switch para prender y apagar las mariposas estomacales, para bajar el ritmo cardíaco cuando ESA persona está cerca. Pero no, el corazón late a mil, las mariposas bailan breakdance en el estómago y la sola idea de tenerlo cerca me colapsa el cerebro.
Pero después de todo es una linda sensación, que el corazón galope como un potrillito hace que uno se sienta vivo, y las mariposas... incomparable, nada se asemeja a eso.
Así que si, tengo gran cantidad de razones como para suponer que me enamoré. Otra vez. Sin querer. Sin más. Sin menos. De su esencia, de su voz y de su risa. Suele pasar, 'ta madre...
Como quien va "all in" jugando al póker, me mando de cabeza sin pensar, abro la ventanita de mi alma para expresar lo que siento y el miedo al rechazo me atrapa, otra vez. ¿Leerá esto? No se, quizás, espero que no, pero si, también espero que si. La contradicción me confunde y no estoy para pensar demasiado cuando tengo este piquete de mariposas movilizándose por ahí... Será lo que tenga que ser... Y me dejo de joder.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
No ofendas, no insultes, no grites. Por favor. Gracias.