miércoles, 20 de abril de 2011

Tierra en los ojos

Cuando descubrí finalmente que lo mío no era morirme sino tratar de vivir mejor, me encontré sola.
Hacía años que -cual avestruz- escondía la cabeza para no ver mi realidad y no enfrentarla. Cuando finalmente pude hacerlo, me dí cuenta de que había "dejado" por el camino, recorrido sin ver, amigos, gente que me quería y a la que yo quería entrañablemente y que la vida por alguna razón me había hecho perder de vista.
Ahí, en ese momento, cuando trataba de sacarme la última tierra que me cubría los ojos, descubrí el facebook, que considerado muchas veces como algo superficial o dañino incluso, debo reconocer que fue la llave que me abrió una puerta que estaba cerrada con varios candados y hacía años.
Empecé a buscar gente y empecé a encontrarla, y lo mejor de todo era que había gente que me buscaba. Mis amigos, los de antes, los de siempre. Los que no entendían cómo había llegado al punto de querer desaparecer.
"Vos no sos así", me dijo mi amiga del alma, "vos no eras y no sos así"... Y era verdad. Ellos colaboraron para que yo me volviera a encontrar. Para que volviera a ser yo, la de antes, la de siempre.
Y descubrí que no estoy sola, y ya no me quedaron restos de tierra en los ojos.

"Algo lindo"



Goggleé "algo lindo" en el buscador de imágenes y lo primero que salió fue este dibujo.
No se qué tiene de lindo pero ahí estaba. En realidad, lo lindo de tener un corazón es poder sentirlo latir, pegar esos saltos de vez en cuando, y si, hay veces que termina lastimado.
¿Cómo se lastima un corazón? Uh, hay mil formas. Si tuviera que hacer una lista de lo que más lastima mi corazón empezaría por la mentira. Traición, falsedad, maldad, seguirían en esa lista. Decepción...
Lo que uno generalmente hace cuando le lastiman mucho el corazón es tratar de dejar de sentir. Dificilmente se logra, ya que pareciera que el corazón piensa por sí mismo, y no le da mucha bola al cerebro, con el que decidimos dejar de sentir.
Y de repente, sin buscarlo, sin querer en absoluto, el corazón vuelve a tomar el mando de nuestra vida y paf! nos vuelve a hacer pisar el palito. Y lo más probable es que se vuelva a lastimar...
Amores no correspondidos, amores terminados, amores que nunca empiezan...
Pero es como pretender que una rodilla no se raspe jugando al fútbol, lo bueno de esto es que un soplidito a tiempo de una mamá cura cualquier raspón de rodilla, pero ¿El corazón? ¿Cómo se cura un corazón lastimado? Si supiera la respuesta, el mío ya estaría curado...

Taaangazo - Los Mareados


Rara...
como encendida
te hallé bebiendo, linda y fatal
Bebías
y en el fragor del champán,
loca reías, por no llorar

Pena
Me dio encontrarte
pues al mirarte, yo vi brillar
tus ojos
con un eléctrico ardor,
tus bellos ojos que tanto adoré

Esta noche, amiga mía,
el alcohol nos ha embriagado
¡Qué importa que se rían
y nos llamen los mareados!

Cada cual tiene sus penas
y nosotros las tenemos
Esta noche beberemos
porque ya no volveremos
a vernos más

Hoy vas a entrar en mi pasado,
en el pasado de mi vida
Tres cosas lleva mi alma herida:
amor... pesar... dolor...

Hoy vas a entrar en mi pasado
y hoy nuevas sendas tomaremos
¡Qué grande ha sido nuestro amor!
Y, sin embargo, ¡ay!,
mirá lo que quedó...

miércoles, 13 de abril de 2011

¿Y ahora?

Bueno, ya tengo mi blog, se supone que ahora debo escribir... La cuestión es ¿qué?
Podría empezar con algo que me presente, como por ejemplo que soy autodidacta. En casi todo. No es cosa fácil aprender sobre la marcha pero es lo que sé hacer, y nunca pude seguir los cánones "normales" de aprendizaje. Yo miro y aprendo.
Decidí, después de mucho pensar, que mi oficio sería el de diseñadora gráfica. Siempre me gustó dibujar y hacer letras raras en papel cuadriculado -si era milimetrado mejor- y garabatos en azul bic, marcadores y lápices de colores, ahora mi pc es mi herramienta, la continuación de mi mano...
Por otra parte soy mamá, profesión dura y larga, pero que gratifica el alma siempre que veo la sonrisa de alguno de mis hijos.
Mamá, diseñadora, mujer, hija, hermana, amiga, compañera de laburo, nieta ya no -pero lo fuí y de qué manera-, compinche... palabras que de una u otra forma me identifican, me explican, me nombran.
Soy esto que soy, sin aristas ni vueltas, brutalmente sincera y con unas ganas de vivir de esas que -por suerte- no se pueden contener.
Viví mucho tiempo debajo de una baldosa, en la oscuridad más insoportable y solitaria, presa de mi propio cerebro. Me perdí muchas cosas.
Así que, hechas las presentaciones formales, de aquí en más y de vez en cuando haré catarsis por aquí, o por allá, quién sabe.